Cuando han quedado pendientes situaciones de la infancia y la juventud, con respecto a la familia o a otras personas que rodearon tu vida, las emociones perturbadoras (rencores, resentimientos, tristezas…) quedan en el subconsciente por el resto de la vida. Conscientemente puede que comprendamos que ya todo pasó y sentir que lo hemos superado, pero si no se va también a la mente más profunda, estos sentimientos permanecen allí.
Los traumas y bloqueos del pasado pueden pues determinar y limitar tu vida. Más aún, sabemos que la mente, en estas condiciones, va provocando alteraciones emocionales y físicas, conducentes a diversas enfermedades. Las dolencias se manifiestan en las partes más débiles del organismo.
No solucionarlo te puede llevar a que tus relaciones de adulto sean tóxicas, dañinas para ti, puesto que tu autoestima y valoración no están del todo desarrolladas o fortalecidas. Los patrones o modelos vuelven a repetirse sin que te des cuenta.
Conviene buscar ayuda con un experto para reordenar el subconsciente, resignificar el pasado y, al mismo tiempo, estar en condiciones de dialogar con quienes compartieron tu vida y que quizá dejaste de ver por muchos años.
Te darás cuenta de que es como haber viajado por la vida lleno de valijas, mochilas y bultos. Y descubrir un día que es posible marchar hacia el futuro con lo mínimo, liviano, más feliz y saludable. Incluso (te lo digo yo), las enfermedades que existieran pueden comenzar a remitir y a ir desapareciendo de tu vida.
Dedica unos minutos al día para revisar tus experiencias y sentimientos del pasado. Tus descubrimientos pueden ser muy liberadores.
Sergio Valdivia C.