APP13

Poder Mental para Anestesia o Analgesia

El dolor tiene una causa física, pero la intensidad de la sensación de dolor es algo subjetivo y podemos variar el umbral o intensidad del dolor con la mente. Este proceso mental se encuentra dirigido por el sistema nervioso autónomo a través de un proceso comandado por el hipotálamo.

La hipnosis, como técnica muy efectiva, directa y rápida para llegar al inconsciente, permite aliviar o eliminar la sensación de dolor. Con hipnosis es posible realizar operaciones médicas y dentales sin anestesia o con una cantidad reducida de esta. Así mismo, la recuperación se hace más fácil y menos dolorosa.

La intensidad del dolor es una percepción, es un asunto subjetivo.

Está comprobado que distraer a los pacientes con imágenes y sonidos de la naturaleza es un método muy efectivo de controlar el dolor en cierto tipo de proceso quirúrgico. Es conocido también el hecho que personas que han perdido un miembro (un brazo o una pierna) suelen sentir dolor de esa extremidad, como si todavía existiera. También está ampliamente documentado que muchos soldados en la guerra no sienten el dolor de heridas profundas mientras combaten. Similar, aunque menos dramática, es la situación de deportistas que anulan mentalmente la sensación de dolor mientras están jugando. Una vez que terminan estas actividades, la persona siente el dolor y se da cuenta que se da cuenta que está herida o lesionada.

El dolor tiene una causa física, pero la intensidad de la sensación de dolor es algo subjetivo y podemos variar el umbral o intensidad del dolor con la mente. Este proceso mental se encuentra dirigido por el sistema nervioso autónomo a través de un proceso comandado por el hipotálamo.

La hipnosis, como técnica muy efectiva, directa y rápida para llegar al inconsciente, permite aliviar o eliminar la sensación de dolor. Con hipnosis es posible realizar operaciones médicas y dentales sin anestesia o con una cantidad reducida de esta. Así mismo, la recuperación se hace más fácil y menos dolorosa.

En casos de dolores crónicos, la ayuda de la hipnosis permite mejorar notablemente la calidad de vida.

La sugestión hipnótica actúa sobre la mente profunda y ésta se encarga de realizar los cambios fisiológicos necesarios para aliviar o eliminar el dolor. Además, induce relajación y serenidad, con lo que la sensación de dolor baja (umbral).

Es muy fácil con hipnosis eliminar un dolor. Esto puede ser una gran bendición en casos de emergencia o de dolores crónicos. Sin embargo, el dolor es un aviso del organismo.

El dolor puede eliminarse por varios caminos. Recordemos que lo sentimos cuando la intensidad de la sensación desagradable sobrepasa un límite, llamado umbral. La reprogramación mental puede afectar el proceso de reacción, pero el umbral mismo continúa en el mismo punto. Pero también puede producirse analgesia que no incluya recuerdos del dolor.

Hay un tercer proceso, cuando se cambia la forma de reaccionar frente al dolor. En este caso, el paciente fabrica su reacción, sintiendo un malestar, pero no haciéndole especialmente caso. Se observa incluso que en esta situación ni siquiera se dilatan sus pupilas.

La intensidad del dolor es algo subjetivo. Conocidos son los casos de soldados en campo de batalla que ante graves heridas reaccionan muy distinto a civiles, en similares situaciones dolorosas.

El dolor es un proceso muy complejo, cuya mayoría de ingredientes tiene su raíz en la tensión. El individuo reacciona ante el estímulo del dolor con tensión. La hipnosis modifica la reacción del dolor, que no reaccione al mismo sintiéndolo como tensión. Aunque el sujeto siente el estímulo, no responde a él con estrés.

Sin embargo, al auxiliar a un enfermo, éste necesita algo que le advierta que el organismo requiere descanso o atención. Por tanto, la eliminación total del dolor no es conveniente, sino que hay que cambiar la manera de sentir y reaccionar.

Por ejemplo, en un enfermo cardíaco, con angina de pecho, la hipnosis es una ayuda formidable al eliminarle la angustia y la tensión, las que pueden llevarle a serios accidentes cardiovasculares. Pero es necesario que haya una sensación de advertencia cuando necesite descanso.

Hay que diferenciar entre el dolor como advertencia y el dolor como señal de alarma. No hay que añadir tensiones. El dolor puede ser altamente significativo para una persona, pudiendo tener incluso un origen puramente mental o emocional. En este caso, la persona debe comprender por qué necesita el dolor. Se pueden cambiar los síntomas, pero hay que ayudar a la persona en su conjunto físico, emocional y mental para que no aparezcan otras reacciones indeseables, como una depresión.

Cuando emplee la reprogramación mental o la hipnosis para ayudarse en alguna dolencia, no deje de ver al médico. Él estudió muchos años para saber exactamente cómo Ud. progresa. Los exámenes clínicos podrán determinar con certeza el avance. No deje de tomar sus medicamentos hasta que el médico se lo indique. Sin duda, la hipnosis permitirá una curación más rápida. En enfermedades incurables, mejorará su calidad de vida y eliminará muchas molestias

Una curiosidad: a veces los médicos y enfermeras nos ayudan a sentir dolor innecesario. Por ejemplo, la matrona pregunta a una mujer que está por dar a luz: ¿cada cuánto tiempo le vienen los dolores? Mejor sería preguntar, ¿cada cuánto tiempo tiene contracciones?

Que la experiencia del dolor posee un importante componente psicológico, se pone ya de manifiesto por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor al definirlo como una experiencia sensitiva y emocional desagradable asociada con una lesión real o potencial de un tejido. La misma procedencia posee el término nocicepción, derivado de la palabra nocivo, usado para describir la experiencia de un estímulo que lesiona los tejidos.

El dolor agudo comienza con el estímulo de ciertos receptores nerviosos sensitivos especiales, los nociceptores, existentes en la piel o en los órganos internos. Su abundancia es variable. En un centímetro cuadrado hay más de 200 en la flexura del codo y solo 44 en la punta de la nariz. Estos receptores captan señales diversas como calor intenso, presión extrema, pinchazos, estímulos químicos, etcétera, que ocasionan daño corporal.

Determinadas fibras nerviosas transmiten la información procedente de los nociceptores hasta la médula espinal: las fibras A-delta, son más rápidas y parecen ser responsables de la sensación aguda del dolor; y las fibras C, más lentas, que se asocian a la sensación molesta de dolor.

En la médula espinal, esos mensajes procedentes de los nociceptores pueden ser modulados, positiva o negativamente, en intensidad, por otros nervios que facilitan el transporte de la señal hasta lugares específicos del cerebro. Ciertas zonas del cerebro caracterizan y localizan el origen del dolor, mientras que otras asimilan e integran la información ocasionando la sensación emocional conocida como dolor.

Algunas partes del cerebro que procesan los mensajes de dolor pueden sintetizar sustancias químicas conocidas como endorfinas, de efectos placenteros. Y, desde el cerebro pueden descender fibras nerviosas largas hasta las zonas de la médula espinal donde se originó la señal dolorosa liberando neurotransmisores conocidos como encefalinas que disminuyen la sensación de dolor.

El dolor constituye una percepción legítima en el sentido de que la sensación dolorosa necesariamente integra una representación, es decir la conciencia de una lesión corporal sujeta a diversos grados de entendimiento. Como sucede con toda percepción, en el dolor puede y debe haber ilusiones (dolor referido), alucinaciones (miembro fantasma), influencias cognitivas (analgesia del deportista y del soldado), componentes semánticos y patologías en las que se disocia el estímulo de la representación. El dolor del miembro fantasma indica que la neuromatriz no sólo se activa por las señales de los receptores periféricos, sino intrínsecamente de tal manera que el cerebro genera la experiencia y no necesitamos una lesión para sentir un dolor, ni cuerpo para sentir un cuerpo.

La subjetividad del dolor y los distintos umbrales de dolor: una mirada a la anestesia

El dolor es una experiencia universal pero profundamente subjetiva. Cada individuo tiene su propia percepción y tolerancia al dolor, lo que hace que sea un fenómeno altamente personal. Comprender la subjetividad del dolor y los diferentes umbrales de dolor es fundamental para el desarrollo de técnicas de anestesia efectivas y seguras.

En primer lugar, es importante entender que el dolor es una respuesta compleja del sistema nervioso a estímulos potencialmente dañinos. Aunque su función principal es la de alertarnos sobre lesiones o enfermedades, el dolor también puede ser crónico y persistir después incluso de que la lesión original haya sanado.

La experiencia del dolor varía ampliamente entre las personas. Mientras que algunos individuos pueden tener una tolerancia alta y soportar el dolor con relativa facilidad, otros pueden tener una tolerancia baja y experimentar un dolor intenso incluso ante estímulos leves. Esto se debe en parte a diferencias genéticas, pero también está influenciado por factores emocionales, culturales y ambientales.

Además, el dolor es una experiencia subjetiva porque está mediado por el cerebro. El sistema nervioso recibe señales de dolor de los receptores sensoriales ubicados en todo el cuerpo, pero es en el cerebro donde estas señales se interpretan y se les asigna un significado. Esto significa que el contexto emocional, las expectativas y las experiencias previas de una persona pueden influir en cómo se percibe y responde al dolor.

La medición del dolor es otro desafío debido a su subjetividad. A menudo se utiliza una escala numérica del 0 al 10, donde 0 representa la ausencia de dolor y 10 el peor dolor imaginable. Sin embargo, esta escala es imperfecta, ya que no tiene en cuenta las diferencias individuales en la percepción del dolor. Algunas personas pueden clasificar un dolor moderado como 5, mientras que otras pueden considerarlo un 7.

En el campo de la medicina, la anestesia se utiliza para bloquear o reducir la sensacion de dolor durante procedimientos quirúrgicos o médicos. Existen diferentes tipos de anestesia, desde la anestesia local, que adormece una región específica del cuerpo, hasta la anestesia general, que induce un estado de inconsciencia. Estos métodos permiten a los médicos realizar intervenciones sin causar dolor necesario al paciente.

La anestesia funciona de varias formas para bloquear la percepción del dolor. Por ejemplo, los anestésicos locales bloquean la conducción de señales de dolor en los nervios periféricos, impidiendo que lleguen al cerebro. Por otro lado, los anestésicos generales producen el sistema nervioso central, produciendo pérdida de conciencia y suprimiendo la transmisión de señales de dolor.

Sin embargo, es importante destacar que la anestesia no es una ciencia exacta y también puede ser subjetiva en cierta medida. La dosis requerida para producir un efecto analgésico adecuado puede variar según la persona y la naturaleza del procedimiento. Además, la eficacia de la anestesia puede verse afectada por factores como el estado de salud del paciente, la interacción con otros medicamentos y la habilidad del anestesiólogo.

La hipnosis actúa directamente a nivel profundo de la mente permitiendo en casi todos los casos inducir una percepción más ligera del dolor o no sentirlo en lo absoluto. Una vez que la mente es entrenada en este proceso, la nueva percepción del dolor o su no percepción en instrucciones puntuales suele ser permanente.

Abrir chat
Hola, soy Norma. ¿En qué puedo ayudarte?